Cuando me invitaron al desfile de carnaval de San Carlos debo confesar que me arrimé con cierto aire de superioridad montevideana. Al instante me sentí disfrutando de la fiesta igual que si estuviera en el mismísimo barrio Sur. Descubría con sorpresa que el carnaval carolino no tenía nada que envidiarle al de la capital. Comparsas, murgas, escolas, la gente. Festejo, disfrute en fin, Dios Momo a todo dar. Colores, ritmos, danzas, gestos, inmediatamente me llevaron a tomar la cámara y pedir permiso para ser parte de la fiesta. Acompañar el carnaval carolino fue para mi una experiencia enriquecedora, que me conectó con lo igual y lo diferente que pueden ser (o no) Montevideo y San Carlos. Los tambores de Punta del Este dieron el color particular de la singularidad que la península tiene como “realidad paralela” que es, con todo lo que ello significa más aún para quien está trabajando allí. La muestra está integrada por fotografías tomadas en el carnaval del año 2008 Es para mí una alegría, mostrar este trabajo al pueblo carolino.