La fotografía es una forma de relacionarme con el mundo y, a veces, de reflexionar sobre él, sobre la acción de los humanos a su paso por la geografía y, fundamentalmente, sobre sus propias construcciones y despojos. Con el paso del tiempo veo todo fotográficamente, no sólo con la natural atención del sentido de la vista, sino a través de un encuadre, un juego de luces y sombras, de formas. Voy en el transcurso de mi cotidianidad fotografiando casi permanentemente. Con los ojos. Una luz, un contraste, un objeto Ver fotográficamente es ver un fenómeno y entender que la foto es otro fenómeno diferente, distinto. O sea que a gran distancia de Weston no me importa “...ver o conocer las cosas tal como son, su verdadera esencia ...”, sino la vinculación con el fenómeno. “Desopacidades” es un nombre adoptado para designar una forma de fotografiar, de relacionarme con el mundo a través de la fotografía, que proviene de haber encontrado una coherencia intrínseca entre mis fotografías, que no había encontrado hasta leer el poema de Circe Maia titulado “Opacidades”. Es cierto que por oposición podría haber adoptado el término Transparencias, pero Desopacidades me sugiere eso de desvelamiento, de revelar en su acepción lingüística de descubrir, manifestar lo ignorado, proporcionar indicios o certidumbre de algo y en su acepción fotográfica de hacer visible algo que esta latente. “Viejas Visones, Nuevas Versiones” es un trabajo de revisión de mis negativos y una cierta reflexión sobre ellos. Son negativos obtenidos a través del tiempo en los alrededores de donde vivo. Producto de mis desplazamientos cotidianos, al almacén, a la panadería, a tomar mate, al jardín, a tender ropa, a la playa, a llevar a los hijos a la escuela, a pasear, etc. También es una experiencia de investigación sobre recoger de lo analógico, digitalizarlo, dejarlo descansar un tiempo, reflexionar, procesarlo e imprimirlo digitalmente. Quizás sea una forma de rememorar aquellos momentos y encontrarles un valor (¿nuevo?), o un significado (¿nuevo?)