Es punto de partida y meta a la vez, en un camino de ida y vuelta que busca sintonizar los yo con los nosotros/as y los nosotros/as con ellos/as –protagonistas de todo proceso creativo, a menudo sustraídos de él en aras de objetivos estéticos pretendidamente desconectados de toda peripecia concreta. La fotografía es una herramienta ideal para relacionar los adentros y los afueras. Describe -a veces despiadadamente- las epidermis, y hasta ha sido acusada de quedarse en ellas. Pero puede atravesar superficies y viajar en el tiempo hasta donde sea necesario para desnudar las historias. El Taller de Expresión del Taller Aquelarre se ha propuesto, para la presente muestra, investigar estos territorios, conscientes de que en todo entrecruzamiento de primeras personas aflora lo que ellas han perdido, pero que es infinitamente mayor la alegría por lo que podrán descubrir. Alternando experiencias lúdicas e instancias de reflexión sobre el trabajo fotográfico anterior de cada tallerista, se ha tratado de que pueda reconocer su territorio personal y sus formas de expresar visualmente sus luminosidades y asperezas. En algunos casos, la propuesta generó una exploración autobiográfica, extendida incluso a las raíces familiares y culturales. En otros, inspiró nuevos interrogantes sobre los aspectos sensibles de la experimentación con las formas y las técnicas. Primeras personas adopta la forma plural porque el propósito último es potenciar la expresividad, asumiendo la individualidad intransferible de la mirada, sus nutrientes colectivos y la diversidad del entorno social al que pertenecemos y con el cual nos relacionamos, con o sin cámara. PRIMERAS PERSONAS somos todos y todas. Ser conscientes de ello, hace la diferencia.